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Mayo 2016

DISTOPÍAS

Farenheit presentaba una distopía disfrazada de utopía, bajo esa apariencia de apacible existencia se esconde una perversa pseudovida. Un futuro donde los bomberos provocan incendios en vez de apagarlos, queman libros, cuadros.... ¿Por qué?, para eliminar todo pensamiento creativo, uniformar mentes de tal modo que no haya discrepancias y se eviten futuras guerras y conflictos, de raza, religión, creencias, etc. Y así es, la paz reina, pero en un lugar donde las personas se parecen más a objetos inertes que a seres vivos, muertos por dentro. El hombre, incapaz de dominar el caos y encontrar un equilibrio, opta por el extremo, apagando toda vida interior al tratar de eliminar el desorden exterior.

 

Su autor Ray Bradbury (1920-2012), ha sido reconocido como uno de los genios de la literatura, dentro del género de ciencia ficción. Algunos de sus trabajos más emblemáticos como Crónicas Marcianas o Farenheit 451 escondían muchos valores humanos que le sitúan como un maestro en la reflexión de conceptos como la conciencia, la moral y la sociedad.

 

1984 de George Orwell (autor de la famosa Rebelión en la granja). Se adelantó a su tiempo creando el concepto de "Gran Hermano", un gobierno que vigila y controla todo, gracias a la tecnología y modernas técnicas de espionaje. 

Resulta evidente que Orwell, conocedor de la naturaleza de aquellos que están en el poder, sabía que era cuestión de tiempo que los gobernantes acabaran utilizando los crecientes avances para sus propios fines. Su objetivo no es servir al pueblo como deberían, sino mantenerse en el poder, ellos mismos y la infraestructura que han creado. Al igual que en la mayoría de las obras que destaco, el punto de partida es un frío burócrata que va "despertando", y descubriendo el mundo que hay más allá de las mentiras prefabricadas y el vacío absoluto que le rodea. En estas novelas, críticas del sistema, el personaje principal sirve como alter ego del lector, un guía con el que sentirse identificado en una llamada al despertar. Relatos reales como la vida misma, que debajo de las capas de ficción esconden profundas verdades y hacen una llamada de alerta. 1984 es un libro exquisito, Orwell construye con solidez una tela de araña que atrapa al lector, cambiándole para siempre al acabar la última página.

 

Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, nos presenta un futuro más amable. Un mundo realmente perfecto (o así lo parece) donde las personas son "creadas" (manipuladas genéticamente) desde su nacimiento, para tener un rango social, predeterminando su físico e inteligencia. Más que una advertencia sobre la manipulación genética veo, a título personal, una crítica de cómo la sociedad va disponiendo el lugar que cada uno debe ocupar. 

Las personas se dividen en alfas, betas, gammas, deltas y epsilones, ya que sus trabajos se adecuan a sus particularidades o aptitudes. Y por si hubiera alguien descontento, existe el "soma", una droga que devuelve la alegría y que el propio Gobierno reparte para mantener el estado anímico de sus ciudadanos. Junto a 1984 y Farenheit 451, resulta un título imprescindible. 

Estatua del Ángel Caído en el parque El Retiro, en Madrid (España)

Aquel encargado de mantener las normas (el alfa, bombero o burócrata) será el primero en ayudar a derribar el orden establecido. Como un moderno Lucifer, que en el fondo siempre ha sido una figura simbólica de la libertad del hombre y su capacidad para cuestionar todo lo que se da por hecho. La caída a los infiernos no es más que una metáfora del breve instante de confusión, al despertar nuestros sentidos, para a continuación hacernos responsables de nuestro propio destino, "mejor reinar en los infiernos que servir en el cielo".

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