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Mayo 2016

SCALPED

Esta colección comenzó su andadura en el 2007 y trata sobre el regreso de un hombre a la reserva india donde se crió, vuelve como agente encubierto en la mafia del jefe tribal que dirige el casino. Allí tendrá que reencontrarse con todo aquello que abandonó, aquello de lo que renegó mientras cada día se enfrenta a la muerte (en vida y alma) en la tierra que le vio nacer y a la que juro que nunca volvería. El guionista, Jason Aaron, (conocido sobre todo por su trabajo con el mutante más famoso de Marvel Comics, Lobezno) ha llevado el género negro hasta cotas de calidad pocas veces alcanzadas. El sexo, los pecados, las mentiras, la violencia, la amistad, la traición y las ambiciones personales son reflejadas con la maestría de los grandes como Dashiell Hammett, Jim Thompson o Raymond Chandler.

 

Esta obra maestra es una introducción a la cultura e historia de los nativos americanos, así como de su penosa situación actual. Estados Unidos, para lavar sus pecados, decidió darles territorios a los indios con sus propias leyes, lo que quiere decir que las reservas pueden montar casinos en aquellos Estados que no esté permitido el juego, lo cual conduce a un montón de dinero, pero tristemente sólo para unos pocos. La mayoría malviven con tristes pensiones del gobierno (otro flaco intento de compensar el robo de tierras e incumplimiento de tratados)

También es una disección del ser humano, un biopsia de su alma, del motor de la sociedad y las tristes figuras que completan esta tragicomedia. En la mayoría de las series (tanto en tebeos como en televisión) la trama está sostenida por unos personajes principales y se completa con algunos secundarios, curiosos pero prescindibles, en cambio en Scalped es tal la complejidad e interés de todos y cada uno de ellos que a veces resulta difícil decir quién es el protagonista. Pocas veces he visto un cuidado tal de la trama, los diálogos y el desarrollo. Un nativo americano que siempre ha renegado de su parte india, en contradicción un blanco cuya pequeña herencia de sangre india fue su único punto de anclaje frente a un padre alcohólico y maltratador, un agente del FBI que se distanció de su mujer e hijos por no olvidar una venganza personal y así sigue......

 

Un recurso habitual son los continuos flash-backs utilizados para explicar momentos clave en la vida de cada personaje, pueden ser de 3 días hasta 10 años o sólo una semana, pero no es un recurso utilizado de manera aleatoria o caprichosa. Cada situación en el presente del personaje está determinada por algo que hizo en el pasado y Aaron construye ese pasado de manera brillante. Otro componente importante son los giros de guión.

El ritmo está llevado de manera magistral, pasamos de una situación que nos deja sin aliento hasta un momento de absoluto patetismo como la escena a página completa donde el jefe mafioso del casino de la reserva, recordando todo lo que ha hecho, piensa para sí mismo: "Se llevaron el orgullo y la dignidad de la que fue una gran nación, y a cambio no dejaron más que miseria. Cuando se nos haya pagado lo que se nos debe, toda la gente a la que he disparado, acuchillado, rajado, colgado y enterrado por el camino.....todos esos pobres cabrones no habrán muerto en vano. Y por primera vez en mucho tiempo......mis sueños superarán a mis remordimientos".

El dibujo alcanza una simbiosis casi perfecta con el guión, R.M Guera, de origen serbio y afincado en España, sabe retratar perfectamente la brutalidad o humanidad de los seres que habitan esta maravilla del género negro, sus detalles en las líneas de los rostros junto con primeros planos, su ágil uso de las sombras que recuerda a una extraña mezcla entre el cine de Humphrey bogart y el dibujo de Mignola. En definitiva unos dibujos que transmiten emociones puras y duras. Tambien colaboran Davide Furnó o Francesco Francavilla que completan la obra dando un curioso contraste.

 

Hacía décadas que no veía algo así y me parece muy triste que productos como 100 Balas tengan tanta publicidad mientras Scalped sigue en el anonimato en España, tanto a nivel de público como de premios. Sin querer desmerecer a autores como Brubaker, Azzarello o Garth Ennis, creo que Aaron les ha dejado muy atrás. Nunca el infierno personal de un hombre resultó tan atractivo.

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