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Marzo 2008

EL DIARIO DE LOS MUERTOS

George A. Romero nos vuelve a obsequiar con los zombies, en esta ocasión hace uso del método documental y cámara en mano que tanto juego ha dado últimamente (Rec, Cloverfield). Pero un maestro como Romero supera a las anteriores mencionadas en lo que se refiere a realización y utilización de este método. Es más, le sirve como análisis del mundo actual, de cómo nos afecta la información, Internet, la posibilidad de subirlo todo a la red. En sus anteriores filmes los zombies eran una excusa para hacer crítica social, de cómo la auténtica naturaleza del ser humano aparece en situaciones extremas: al rascar el barniz de la civilización salen los perversos instintos que todos llevamos dentro.

Ahora Romero se centra en la necesidad de las personas por la información. La curiosidad innata combinada con la tecnología, que ofrece la posibilidad de enseñar lo que sea al resto del mundo. Su protagonista pase lo que pase, muera quien muera, incluso sometido a las más horribles situaciones, no puede dejar de grabar para dejar testimonio de lo ocurrido, haciendo bueno el axioma de “cuando nos paramos al ver un accidente en la carretera, nunca es para ayudar, sino para observar lo que ha sucedido”.

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