Noviembre 2016

El ciudadano ilustre nos presenta a Daniel Mantovani, un Premio Nobel de Literatura que, tras rechazar múltiples invitaciones y compromisos, decide volver a visitar el pueblo donde nació y pasó su juventud, para recibir un premio. El escritor acepta ir a un sitio del que escapó hace décadas, por el que siente antipatía, pero al mismo tiempo una inevitable atracción ya que forma parte de él. No en vano gran parte de sus obras han nacido de sus vivencias y recuerdos de ese lugar.

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El tono es de comedia negra, ya que el artista, encarnado por uno de los actores argentinos más reconocidos, Oscar Martínez, (El espejo de los otros, Relatos Salvajes) vivirá situaciones completamente surrealistas en un entorno pueblerino del que se creía a salvo, pero la realidad le abofeteará sin piedad. No hay prácticamente recursos visuales y la película está ordenada en forma de capítulos, como si se tratase de uno de los libros del protagonista Cuenta con algunas interesantes reflexiones a través de diálogos y monólogos de Mantovani sobre la conexión entre la vida, la literatura y el oficio de escritor. A pesar de ello el resultado final está  más cercano a un telefilme, correcto y divertido, pero que no brilla apenas en comparación con las grandes películas que suele disponer el cine argentino.