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Mayo 2016

EL VINO DE AQUELLAS VOCES

Un documental que se aleja del estilo clásico y se acerca más a la poesía audiovisual, recordando a El sol del membrillo de Victor Erice. Y que puede interesar tanto a los amantes del vino como a aquellos arqueólogos en busca de esas tradiciones ya perdidas o en peligro de extinción, y que forman la base de lo que somos hoy en día. Según el autor, Alex Lorente, su intención es recuperar la voz de nuestros antepasados, ya que es de dónde venimos. Y contar la historia de un vino, de cómo se elabora a través de algo que se está perdiendo como es la tradición oral. El vino de aquellas voces muestra a tres hermanos, que realizan desde la poda hasta la cata, los protagonistas indiscutibles y el mismo Lorente, que trabajó junto a los hermanos en dicho proceso durante la realización del documental, "llega la poda, la vendimia que es la parte más dura, donde uno puede comprobar que los riñones duelen, porque si algo hice durante todos los procesos fue trabajar con ellos, quise conocerlo de primera mano, saborear desde el sudor hasta el último detalle que fue estrujar la uva y dejar que se vaya fermentando". La elección del vino de pitarra por parte de Alex se debió a las comidas familiares, donde siempre se contaban anécdotas sobre este vino “tenía la cámara, las ganas, y sólo era cuestión de seguir desde la poda hasta el final en la cata, ese proceso porque el pasan cada año de sus vidas y me pareció muy oportuno registrarlo fílmicamente”.

"Soy un autodidacta, me gusta salirme de los márgenes, aprender el sentido del vino de pitarra a través de planos improvisados que dan vida al sentimiento que surge desde mi mundo interior".  El vino de aquellas voces

Respecto a las herramientas de vídeo y audio que le han ayudado a realizar el documental ha aprendido en su escuela favorita: la observación, "todo lo que tiene que ver con la cámara, la edición o el audio lo he ido aprendiendo porque observaba, en muchos otros casos he pagado a otras personas para que mis cortometrajes se grabasen, con todo eso he ido aprendiendo y como decía Cervantes cuando andaba por la calle y se encontraba textos por el suelo: todo aporta".

Quién es Alex Lorente

Primero estudió como actor en Barcelona durante 4 años, en la UACE (Universidad de las Artes Escénicas), también se formó en teatro ya que, según él, un actor tiene que prepararse tanto para el escenario como ante las cámaras. Llegó a componer maquetas con su voz que tuvieron un éxito moderado, pudiendo llegar a escucharse en la radio, concretamente en Valencia (su tierra natal). También ha trabajado, como co-director, junto a David Fons Pellicer, elaborando juntos varios capítulos de cuentos infantiles, “la idea era coger Un país en la mochila de Labordeta y convertirlo en un programa para niños. El capítulo piloto se presentó en TV3 y ahí fue como debuté como director junto a David. No se llegó a emitir pero ahí está”. El personaje principal era un vagabundo que viaja para ayudar a pueblos necesitados que precisan de una ayuda especial, de un motivo para seguir creyendo en algo.

"Estoy hecho a base de derrotas, en mi caso todo lo que he aprendido y lo que soy lo he de agradecer a la cantidad de fracasos que llevo a las espaldas, porque sin ellos no hubiera llegado donde estoy".

Más tarde vino a Madrid para seguir formándose con todo lo que tenía que ver en especial con improvisación y luego llegó el momento del doblaje, que es donde ha dedicado los últimos años a desarrollarse. Mientras, llevaba a cabo sus otros proyectos: los cortometrajes, “los cortos llegaron en un momento difícil, yo estaba trabajando de vigilante de seguridad 12 horas por la noche, los hice porque necesitaba presentar mis historias y durante las noches escribía en torno a personajes que vivían dentro de mí y necesitaban salir”. De ahí sale El trago perfecto (2014), que versa sobre la búsqueda interior a través de un hombre que es un Alex reflejado, que puede servir de autoayuda para mucha gente, que se siente perdido y se autoanaliza a través de un viaje interior donde se da cuenta que la conciencia se puede ampliar y llegar a niveles más altos, todo lo que pensaba lo solía poner en un diario y de ahí cogía fragmentos de lo que más me gustaba y como si fueran estalactitas y estalagmitas iba uniéndolos y creando la sensación de un corto a poco a poco”. Todos sus cortometrajes los ha producido él mismo, “hay algo que quiero dejar claro, yo nunca he necesitado subvenciones y no creo en el cine de subvenciones, creo en el cine de los dos cojones”. Luego le seguirían Orfanato de ideas (2015) y El Maletín (2016).

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