Noviembre 2024

Ridley Scott dirige esta secuela, ambientada en la antigua Roma, que tiene un patrón argumental casi idéntico a la original: un soldado forzado a luchar en el circo, rodeado de intrigas palaciegas, mientras busca venganza. De nuevo, igual que su antecesora, cuenta con una espectacular producción que nos hace disfrutar de impresionantes batallas, música épica y excelentes actores. La película resulta una digna sucesora, un peplum de alto presupuesto la mar de entretenido. El punto que marca la diferencia es la aparición de Macrinus (interpretado por Denzel Washington), como el dueño de una escuela de gladiadores. Un individuo astuto que, a diferencia del papel que hacía Oliver Reed, tendrá una importancia mayor en la trama, e irá acercándose sibilinamente a los dos hermanos emperadores, igual de trastornados que lo estaba Commodus. Es una historia entretenida que toca temas universales como la venganza, el amor o el honor, y que conecta con el público de una forma visceral. El guion es sencillo, pero contiene los elementos necesarios para mantener nuestra atención, de modo que el filme sea un espectáculo con un mínimo de alma. Como protagonista está Paul Mescal, un actor algo desconocido entre el público, ya que hasta ahora ha desarrollado su carrera fuera del circuito mainstream. Mescal logra darle el carisma y fuerza necesaria a su personaje, de modo que nada tiene que envidiar a Russell Crowe.