Febrero 2017

La humanidad ha sido destruida por una enfermedad contagiosa que convierte a sus víctimas en carnívoros implacables. En una base militar se estudia a un grupo de niños que a pesar de estar infectados, son capaces de sentir y pensar, en la búsqueda de una cura. El problema es que aún tienen la necesidad de devorar a sus semejantes, o a cualquier ser vivo que se ponga a su alcance. De estos niños destaca Melanie, una joven cuya inteligencia y personalidad acaba cautivando a todos a su alrededor, a pesar de su condición de “semimuerta”.

 

Este filme británico contiene escenas de gore y acción, como se podría esperar en una película de “zombies”, pero su principal atractivo es cómo se conduce la historia a través de su protagonista. El origen de la infección, el diseño de los monstruos y la ambientación recuerdan mucho a uno de los juegos de mayor éxito en los últimos años: The Last of Us. Se trata de una película más bien independiente, alejada de los grandes estudios cinematográficos, que atrapa desde un primer momento, muy original, y que te mete de lleno en la historia con un pulso narrativo muy medido. Un poco en la línea de 28 días después, con la diferencia que aquí el producto final es mucho más redondo.