Marzo 2023

En 1996 Wes Craven (Pesadilla en Elm Street, Las colinas tienen ojos), uno de los genios del terror, dirigió Scream, que revolucionó el “slasher”, un género donde un psicópata anónimo, que oculta su identidad mediante una máscara, va asesinando jóvenes, generalmente mediante un arma blanca: motosierra, cuchillo, hacha o machete. La novedad en Scream era que el psicópata se ocultaba entre los protagonistas, como un lobo con piel de cordero, añadiendo la intriga propia de una novela de Agatha Christie sobre quién es el asesino.  La película original impactó hasta el punto de convertir al personaje de “Ghostface” (llamado así por el tipo de máscara que porta) en un icono del terror, a la altura de Freddy Krueger. A partir de ahí las secuelas se sucedieron hasta la que nos ocupa que es la VI y sigue los patrones que han hecho famosa esta franquicia: tanto los protagonistas como el asesino juegan con los clichés y rituales propios del slasher, mientras el número de víctimas va aumentando. En este caso la nueva entrega tiene un ritmo frenético, con Nueva York como escenario, apenas hay tiempo para el respiro y mantiene la tensión de forma magnífica, pero poco aporta respecto a sus predecesoras.