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Febrero 2017

HOMENAJE A JIRO TANIGUCHI

Jiro Taniguchi (agosto 1947 - febrero 2017) ha sido uno de los mejores autores de manga en particular y del cómic en general. Un artista japonés con una sensibilidad fuera de lo normal. Aparte de tener talento como guionista también fue, en ocasiones, dibujante de sus propias historias. Una combinación poco común, sobre todo al nivel que demostró. Mientras otros autores exploraban el campo de la ciencia ficción o la aventura, Taniguchi dedicó gran parte de sus obras a admirar la belleza de lo cotidiano, tanto exterior como interior. La naturaleza, los animales o el propio ser humano eran la llave a otros mundos, los cuales ignoramos aunque nos acompañen en nuestro día a día.

Su dibujo, como un jardín zen, está lleno de complejidad dentro de una aparente sencillez. Demuestra una gran meticulosidad en sus paisajes y personajes, con trazos claros y líneas rectas en perfecta armonía con sus historias, que transmiten compasión, bondad y empatía. Con una línea narrativa y artística muy clara, uno disfruta del talento de Taniguchi como si fuera parte de sus creaciones, capaz de ver con nuevos ojos el mundo que nos rodea una vez acabada su lectura. Ejemplo de ello es El Caminante, donde un hombre que se acaba de mudar a un barrio nuevo empieza a explorar solo, o en compañía de su perro, las callejuelas, parques y rincones de su nuevo entorno.

En ocasiones el protagonista recuerda a un niño grande y es que la infancia forma parte principal de sus guiones. Ejemplo de ello es El almanaque de mi padre, donde un hombre adulto, gracias a los recuerdos de la gente que conoció a su progenitor, llega a formarse una imagen de alguien al que realmente desconocía por completo, en medio de múltiples recuerdos de su juventud. En Barrio Lejano un cuarentón despierta en el pasado, ocupando su cuerpo de adolescente, cumpliendo el sueño que todo el mundo ha tenido: volver a disfrutar de la niñez, de esos recuerdos añorados. Pero la intención del autor no es que vivamos en el pasado, sino reconciliarnos con éste para poder conectar con el niño que en el fondo seguimos siendo, salir de la apatía adulta para disfrutar del momento presente. 

 

“Nadie llega jamás a hacerse adulto, y el niño que fuimos sigue existiendo en el fondo de nuestro corazón. Con el tiempo creemos que hemos crecido, pero la edad adulta no es más que un freno, un obstáculo para el espíritu libre del niño". Barrio lejano.

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