El Cultural
Primigenio
Noviembre 2025
LA LARGA MARCHA
En Estados Unidos, un grupo de jóvenes participan en una competición donde deben caminar sin descanso: si se detienen, o reducen la velocidad de la marcha, recibirán un tiro en la cabeza. Solo el último que aguante sobrevivirá. Y a este ganador se le prometen toda clase de riquezas, además de poder cumplir un deseo. Con estas reglas uno esperaría que se saboteasen unos a otros, pero nada más lejos de lo habitual en el género de realidades distópicas. Los personajes, en su mayoría, se ayudan unos a otros: comparten sus recursos, animan a los desfallecidos y se lamentan por los que van cayendo. Uno entiende mejor toda esta premisa al conocer que la película está basada en un libro de 1967, escrito por Stephen King, que pretendía ser una alegoría de Vietnam. Lo que más llama la atención es la interpretación de los actores que encarnan a los participantes que es, sin duda, el puente fuerte del filme. La carga emocional es brutal, al mostrar a chavales que comparten historias personales, sueños y forman un fuerte vínculo, aun sabiendo que el destino más probable, para todos los que comparten el viaje, es la muerte. Lo único que, al limitarse la acción a andar sin fin por una carretera, la película llega a hacerse pesada, y eso que no llega a las dos horas de visionado.
A pesar de contar con personajes bien desarrollados e interesantes diálogos, estos se ven lastrados al apenas salirse de un universo tan reducido como es la competición. Se echa de menos algún que otro flashback de los personajes (sólo aparece uno del protagonista), o bien alguna escena que muestre la miseria que condujo a organizar esta competición, para animar al país y a sus juventudes. En el papel de “villano” está Mark Hamill, como jefe militar que se ocupa de supervisar el concurso. Una presencia ominosa que anima a los participantes, prometiendo gloria y fortuna al final, pero repartiendo muerte en todo momento. En conjunto es una película decente, aunque algo cansina tras la primera hora.
